Ahora que hemos vuelto a presenciar otro triste episodio de la autodestrucción maradoniana (su visita a Madrid por la eliminatoria de Champions entre Real y Nápoles no ha podido ser más accidentada y penosa), conviene recordar que hubo un tiempo en el que Diego Armando Maradona no sólo era el mejor jugador del mundo, sino que también consiguió que el menospreciado y abandonado sur italiano se impusiera a la soberbia y opulencia del norte. Sí, hubo un tiempo en el que el pibe fue algo más que un héroe… Por David Acosta.